lunes, 23 de mayo de 2016

Grandes definiciones de la gran escritora GRACIELA MONTES

Reportaje a Graciela Montes Realizado por Mirtha Benitez, Ariel Pernicone y Silvana Priet para la Revista de Psicoanálisis con niños (2005) (...) Mirtha Benítez: - ¿Algo en relación a la niñez? Graciela Montes: - ¡No, para nada, ni se me ocurría escribir para niños! Era como cualquier persona que escribe, escribía cosas "normales", comunes, que uno escribe... Probé por primera vez escribir para los niños cuando ya tenía un hijo. Pero, es un lugar que siempre me resultó respetable, interesante. Yo compraba, a veces, algún libro para niños que me parecía bueno... Ariel Pernicone: - Porque , a decir verdad , en el ambito literario creo que de alguna manera ha estado siempre muy desvalorizada la literatura infantil…. Graciela Montes: - Siempre, como todas las cosas referidas a los niños... ¡el psicoanálisis para niños también! (risas) Siempre las cosas referidas a los niños se "achican". Pero eso no me preocupaba: en mi cabeza no tenía la idea de si era valorable, si sería desvalorizada... No era el tema, porque yo estaba trabajando en ese momento en el Centro Editor de América Latina, que era una editorial muy interesante, muy viva, donde había escritura, escritores de adultos, también, muy conocidos. A mí escribir no me parecía, por el lugar donde estaba trabajando, un mundo imposible. Aquella colección que había salido, la del Chiribitil, me animó a escribir. Yo tenía una mitología que habíamos armado con el que en aquel momento era mi novio y ahora mi marido, Ricardo Figueira, que es historiador. Con él habíamos inventado esta especie de mitología con algunos personajes fantásticos, que eran los "odos", surgidos de un juego… Todo esto sucede en los años 1966, 1967, años de muchas experiencias artísticas. Nosotros íbamos a las muestras del Instituto Di Tella, por ejemplo, en esa época había mucha recuperación de los juegos literarios de los surrealistas: la escritura automática, etc., después también usados por el psicoanálisis pero que habían nacido literariamente, eran surrealistas… En aquel momento Ricardo estaba haciendo el servicio militar, un poco más tarde porque había pedido una prórroga… Sufrió horriblemente haciéndolo, y cuando le llegó la carta de la baja, donde le decían que había terminado el servicio militar, estábamos los dos contentísimos. Sobre esa carta, la carta de la baja, fue que hicimos el juego. Entonces empezamos a dibujar, como se hacía en esos juegos, unos caminos aleatorios que cortaban las palabras. Después se sombreaban algunos sectores, se dejaban libres otros y, entonces, quedaban palabras nuevas o trozos de palabras: una composición literaria nueva, absurda, casual, fruto del azar. Y ahí aparecían varias veces las palabras "odo" y "opi". Entonces, empezamos a inventar una mitología a partir de ahí. Cuando en 1976 salió esta colección, yo dije "voy a escribir un cuento de odos": lo demás lo inventé yo, pero el personaje ya estaba. Y lo disfruté mucho porque, si bien la literatura de los chicos tiene algunas reglas de juego, como la sencillez, cierta concreción –hay caminos laterales en los que uno no se puede embarcar porque el cuento se diluye, hay que ser muy contundente, muy preciso– también tiene muchas licencias, sobre todo con respecto al imaginario, en que hay licencia absoluta. Es un lugar grato, un lugar de mucha frescura, sobre todo si uno lo aborda literariamente: si yo escribiera diciendo "esto, ¿cómo será interpretado?", es decir, si yo me preocupara por consecuencias... pero como, cuando escribo, estoy disfrutando yo, haciendo una construcción mía... Ariel Pernicone:- Pero, ¿usted "arma un niño" al que le dirige su relato? Graciela Montes: - No, no tengo un lector previsto. Hay, digamos, una " zona", que es esa escritura para los niños, donde uno juega un cierto juego. Si uno está en otra "zona", juega otro tipo de juego. Cuando yo estoy contando una historia, mi principal preocupación es que esa historia se sostenga, estoy en eso que estoy construyendo, no entran ni por un atisbo en mi cabeza las consecuencias que pueda tener en otra situación de lectura, con otros lectores. Para mí, mientras escribo, todo se termina ahí: en la lectura. Es un mano a mano, una cosa de "cocina", de gestión... Mirtha Benítez:- Respecto de lo de la cocina, le cuento una anécdota: mi hija leyó "La guerra de los panes" y me decía "Hay algo de la cocina que a Graciela le debe interesar".... El tema se reitera frecuentemente en sus escritos ! Graciela Montes:- Es cierto: la comida, lo que es sensual de la comida, me parece que es un ingrediente muy rico en la escritura para los chicos... Hay también una tendencia en la escritura para los chicos a volverla muy "ejemplar", muy arquetípica. En general la escritura de los chicos es bastante arquetípica, con poca deferencia a los sentidos, a lo sensual, por eso me pareció que meter esto podía ser interesante, aunque no es común. Mirtha Benítez:- Me quedé pensando en lo que usted dijo en un momento respecto del libro "La frontera indómita". Yo había leído ese libro en ocasión de un trabajo que hice sobre la infancia y la cuestión de la ficción. Yo tenía particular interés en preguntarle acerca de eso, para definir de qué se trata para usted este concepto de "la frontera indómita"... Graciela Montes: - Ese concepto fue construido en gran medida, como dice el artículo, apoyándome en Donald Winnicott ( psicoanlista ingles ). No la experiencia de lo que yo quería decir, porque eso tiene que ver con la escritura y con la lectura… pero sí el concepto. Por primera vez, vi conceptualizada una idea que me podía servir para esto que yo quería decir: la construcción de esta tercera zona, como la llama Winnicott, la transicional. Pero no tanto en el sentido de un lugar que sirva para "saldar" los problemas como, por ejemplo, aparece en Piaget como una idea más "eficaz" o "funcional ": allí "saldamos" las cosas; sino como un lugar donde se está, un lugar en sí, no un lugar utilitario, no un lugar para "saldar" los problemas del sujeto con el mundo, digamos, sino un lugar intermedio donde uno se instala y que tiene sus reglas, que es el juego. Y realmente el juego tiene sus reglas y es en sí mismo, no es solamente "útil" al desarrollo, sino que es un lugar donde se está. Y esa idea de Winnicott donde dice que ahí uno es más uno mismo que en ningún otro lado, me pareció interesantísima y muy útil a lo que pasa en la lectura y a lo que pasa en la construcción ficcional propia: eso que yo decía antes, que cuando yo era chica para mí estar leyendo era un valor en sí, más allá de lo que estuviera leyendo, era eso. Yo quería estar en ese lugar, en ese territorio. Como también me gustaba estar jugando y odiaba si alguien me interrumpía el juego, eso era una violación insoportable. Mirtha Benítez:- Bueno nosotros, como analistas, usamos mucho la técnica del juego con los niños y muchas veces sucede, cuando algún analista quiere interrumpir el juego interpretando alguna cuestión, lo que el niño suele decir es "calláte", "esperá que estoy jugando" o "no me digas nada"; ahí se nota que el hecho de que alguien le hable al niño seriamente interrumpe una cadena asociativa que es propia del juego... Graciela Montes: - Sobre todo una irrupción racionalista, que de alguna manera lo "condicione", lo ponga como "dato" al juego... para el que juega eso es insoportable, es una cosa muy violenta. Ariel Pernicone:- Por eso Winnicott decía que el juego es terapéutico en sí mismo... Graciela Montes: - En sí mismo ! Por eso también creo que es terapéutico aunque sea secreto, aunque nadie lo vea: de chica yo tenía juegos secretos y siempre he permitido que mis hijos los tuvieran; jamás me "asomé" a sus juegos, porque son cosa de ellos. Hay cosas que se hacen a solas, es una cuestión de respeto. En eso me parece que Winnicott es excepcional... Ariel Pernicone:- Y usted, aparte de Winnicott, ¿ha tenido algún otro contacto con el psicoanálisis? Graciela Montes: - Sí: diez años de psicoanálisis !! Ariel Pernicone:- ¿Diez años analizándose?....Un buen tiempo contactádose con el psicoanálisis ! Graciela Montes: - Sí... no es poco, es bastante. ¡Todo lo que sé del análisis lo he aprendido ahí! (risas).(...)

miércoles, 18 de mayo de 2016

¿Qué es arte? ¿Qué es la idea de una silla? ¿Existe una realidad?

El artista Joseph Kosuth nos muestra tres sillas: una foto (a la izquierda), la silla en sí misma (en medio) y una definición de diccionario sobre lo que es una silla (a la derecha).